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registro: 05/05/2014
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" Reflexión "


Considerando el machismo predominante, hay mucho más que valor en las mujeres que, junto a sus hijos, abandonan a un esposo tirano o promiscuo y rehacen su vida. Es loable como recuperan su dignidad, acaso maltrecha por el egocentrismo de un compañero mal elegido. 
Sin embargo su nuevo "estado civil" trae consigo otros problemas. Comenzando, a veces, en las de su propio género que estigmatizan a las madres solteras. Luego, los hombres (que poco saben de la naturaleza femenina) asumen que éstas andan ávidas de retomar su interrumpida actividad sexual con el primer "semental" que se cruce en su camino. Craso error. A la mujer (al menos a la que viene de una relación fallida) le atraen más la ternura y la comprensión. Y por último, suelen tornarse desconfiadas y poco interesadas en volverse a enamorar. Paradójicamente eso les otorga un atractivo especial. Pueden ser excelentes amigas, pero se alejan cuando ven otras intenciones. Incluso llegan a volverse audaces y traviesas, pero sólo como una forma de divertirse de los hombres, convencidas de que son ellas las que deben tener el control. Es aleccionador y fecundo enamorarse de una madre soltera, sobre todo sí ha curado las heridas de su alma. No obstante, es más que seguro que quien pretenda su amor, debe también acoger a sus hijos, casi como si fueran propios.
Yo logré hacerme amar de una de ellas, pero tontamente, la perdí...
Olvidaba algo crucial. El gran perdedor en todo este drama es el padre, pues se priva de la maravillosa y enriquecedora experiencia de acompañar a sus hijos, de verlos crecer día a día...

" Realidad "

Existen días donde los traspiés se llevan el optimismo y la alegría. Tenías las esperanzas cifradas en una respuesta. Estabas a punto de solucionar los problemas más apremiantes de tu familia, cuando de pronto te dicen ¡NO SE PUEDE!!!
Entonces vagas por calles sin rumbo, pues tu as bajo la manga no funcionó. Luego tienes que dar la mala noticia de tal forma que no se derrumbe la persona que confiaba en ti. Intentas nuevas soluciones, aunque sabes que no son viables, tan sólo porque aún crees en los milagros. Te sientas a pensar. Haces un par de llamadas con el agregado de que debes fingir que todo está bien. Luego tienes que decidir comprar tus pastillas con la plata del pasaje. Y sigues caminando con un solo pensamiento que martilla tu mente ¿En qué momento comenzaste a sobre endeudarte? Quieres hacer que el tiempo regrese y no deseas llegar a casa con una salida para evitar el colapso...
Pero tienes que llegar, y de pronto los gorjeos de tu pequeña nena te arrancan de la dura realidad, y te envuelve la ternura. La abrazas y colmas de besos, e inadvertidamente se fueron las angustias ante su angelical sonrisa. Sus vivaces ojitos brillan y operan como dos inmensas estrellas que te nutren de energía. Será tal vez el salva vidas que te arroja Dios para que tengas fuerzas para recuperar la esperanza en que los problemas se van a solucionar, y lo más importante, que tienes a la pequeña ANGELINA y eso es mucho más de lo que mereces...

^^ Una Linda Historia

Ella recién había ingresado a la universidad y yo era presidente del Centro Federado de mi facultad. Habíamos organizado una fiesta para recaudar fondos para comprar libros. Terminadas las coordinaciones y trabajos de la fiesta, bebí casi una cerveza yo solo para envalentonarme, y me escurrí hasta la pista de baile tan sólo para sacarla a bailar. Vestía ese vestidito floreado que se agitaba sobre sus piernas, pero nunca dejaba ver lo que anhelábamos casi todos en la universidad. Entonces ni siquiera le di tiempo para duda. La miré a los ojos y a los segundos ya estábamos junto a las demás parejas. Esa tarde - noche me convertí en el ser más afortunado de toda la universidad. Si bien gasté dinero para poder tratarla como una reina, al final logré mi cometido, llevarme a la chica más codiciada de toda la fiesta (quizá exagere un poco, pero así lo sentía). Fuimos a su casa. Me hizo esperar casi una hora, pero salió más esplendorosa que nunca, y ahí me percaté que tenía más de un vestidito floreado. Me contó entre risas que ya se había dado cuenta que siempre la quedaba mirando, pero que aunque a ella no le interesaba la política, sentía curiosidad por conocerme…
Esa noche las cosas fluyeron solas. Como movidas por una fuerza cósmica, todo funcionó de maravillas, pero un pacto de honor me obliga a no revelar detalles de nuestro encuentro. Sólo diré que esa noche me embriagué con los labios perfectos. Húmedos y carnosos se entregaron para mi insaciable sed de amar a lo largo de dos horas, las cuales sentí como dos minutos. Su cuerpo junto al mío, se elevó al elixir sagrado para mis pulsiones de universitario. La amé con la devoción por lo celestial, pero también con la premonición de que no podía ser real tanta belleza, y no me equivoqué. Llego aquí a la parte más dura. La sagrada cumbre de esos momentos se derrumbó hacia el abismo de la desolación al escuchar sus palabras. - Tengo mi enamorado - me dijo como quien despierta de un sueño, - y somos pareja desde los quince años, él ya se va a graduar de ingeniero, y el año que viene pedirá mi mano. Nuestras familias se conocen, y para ser sincera, yo también lo quiero mucho -. Sentí un golpe que luego se convirtió en hielo en toda mi sangre. Le supliqué, le lloré, me arrodillé ante ella, pero la determinación era indeclinable. Me consoló, llamó un taxi y me embarcó hacia mi casa…
Esa noche me fueron otorgados los dos extremos de la vida. El goce más grandioso, y el dolor más hiriente jamás superado. Hoy después de varios años aun sigo recordándola y preguntándome si acaso no fue un sueño que adquirió la solidez de la realidad para luego desvanecerse nuevamente en el territorio de lo ideal, de lo maravillosamente soñado por mis veintitantos años…

" Reflexión para los padres "

La noche había caído ya; sin embargo, el pequeño niño hacía grandes esfuerzos por permanecer despierto. El motivo bien valía la pena; estaba esperando a su papá. Los traviesos ojos iban cayendo pesadamente cuando se abrió la puerta.

Hijo: “Papá, ¿puedo hacerte una pregunta?” 
Padre: “Sí, claro, ¿qué es?”
Hijo: “Papá, ¿cuánto dinero ganas en una hora?” 
—dijo con ojos muy abiertos.

Su padre entre molesto y cansado, fue muy tajante en su respuesta.
“Eso no es asunto tuyo, ni tu madre lo sabe, ¿por qué me preguntas tal cosa?”
Hijo: “Sólo quiero saber, por favor dime, ¿cuánto ganas por una hora?”

El papá contrariado contestó con un simple: “100$ por hora”.
Hijo: “Oh” —El niño con tristeza agacha la cabeza hacia abajo...
“Papá, ¿puedo pedir prestado 50$?”

El padre se puso furioso: “Si la única razón por la que quieres saber lo que gano es para pedir prestado dinero para comprarte algún juguete tonto, entonces quédate en tu habitación, no salgas y piensa por qué estás siendo tan egoísta. Yo trabajo duro todos los días, como para lidiar con este comportamiento tan infantil”.

El niño en silencio cerró la puerta de su habitación. El hombre se sentó y comenzó incluso a ponerse más enojado acerca de la pregunta del pequeño. ¿Cómo se atreve a hacer tales preguntas sólo para obtener algo de dinero? Después de una hora o algo así, el hombre se calmó y comenzó a pensar: Tal vez había algo que realmente necesitaba comprar con esos 50$, después de todo, el niño no pedía dinero muy a menudo. Así pues, se acercó a la puerta de la habitación del niño y abrió la puerta.

Padre: “¿Estás dormido, hijo?”
Hijo: “No papá, estoy despierto". 
Padre: “He estado pensando, tal vez yo fui demasiado duro contigo. Ha sido un día largo y descargué mi frustración en ti. Aquí tienes los 50$ que me pediste…” 
El niño se irguió, sonriendo.
“Oh, gracias papá!” -susurró el niño mientras metía su manita debajo de la almohada y sacaba varias monedas.

Entonces, se levanta y agarra debajo de la almohada unas monedas y unos billetes arrugados. El hombre vio que el muchacho ya tenía dinero, empezó a enfadarse de nuevo. El niño contó despacio su dinero, y luego miró a su padre.

Papá: “¿Por qué quieres más dinero si ya tiene bastante?”
Hijo: “Porque yo no tenía suficiente, pero ahora sí.” –Contestó entusiasmado.
“Papá, ahora tengo 100€. ¿Puedo comprar una hora de tu tiempo? Por favor, mañana ven a casa temprano, me gustaría cenar contigo."

El padre se sintió acongojado. Puso sus brazos alrededor de su pequeño hijo, y le suplicó por su perdón.

Recordemos siempre, que la mejor inversión de nuestro tiempo es en la familia que tenemos, las personas que tenemos a nuestro lado y en nuestros corazones. Si el día de mañana morimos, en apenas unos breves días habría alguien reemplazándolo en el trabajo; en cambio, para la familia y amigos que dejamos atrás, la pérdida sería eterna. Valora el tiempo que pasas con los tuyos, porque no hay nada más valioso.